Aunque hoy en día es casi desconocido, el 1 de abril de 1898 nació en Nueva York William James Sidis, el hombre más inteligente del mundo. Se estima que su coeficiente intelectual era de entre 250 y 300, mientras que, por ejemplo, el coeficiente intelectual de Albert Einstein era de “solo” 160 a 190.

Sidis era hijo de emigrantes ucranianos que llegaron a Nueva York huyendo de la persecución de judíos. Ambos padres eran muy inteligentes; él, psiquiatra, y ella, una de las pocas mujeres licenciadas en medicina en aquella época. Cuando nació Sidis, decidieron educarlo según su propio método para conseguir que fuese un genio.

Y la verdad es que tanta presión y disciplina dieron buenos resultados, porque Sidis era capaz de leer el periódico con solo año y medio, a los ocho años dominaba ocho lenguas y a los 16 años se graduó en matemáticas superiores en la Universidad de Harvard.

Entonces, ¿qué pasó para que muriese olvidado, arruinado y solo? Después de varios intentos por encajar en la sociedad trabajando como profesor e interesándose por cuestiones políticas, sufrió varios fracasos intelectuales y cayó en una profunda depresión. En el amor tampoco tuvo suerte, porque la única relación que se le conoce prefirió casarse con otro.

Terminó buscando el anonimato utilizando identidades falsas y aceptando trabajos de bajo nivel para sobrevivir. Cada vez que le descubrían, cambiaba de identidad y de ciudad. Llegó a odiar las matemáticas, y decía que con solo ver una fórmula se sentía físicamente enfermo. Al final, le llegó la muerte de forma repentina por una hemorragia cerebral.

Una vida tan especial, ¿Cómo se refleja en su promesa natal?

Dentro de los círculos amarillos están los principales rasgos astrológicos:

• Sol en Aries cerca del Medio Cielo: Indica fama y determinación, lo cual coincide con la gran notoriedad que consiguió y con la decisión con la que estudiaba.
• Luna en Leo: Un niño que es el “rey de la casa” al que todo el mundo le prestaba mucha atención, lo que encaja muy bien con la imagen de unos padres volcados en su educación.
• Ascendente en Cáncer: Imagen aniñada, que precisamente fue una de las razones que le hizo abandonar la docencia.

Pero todas estas características no justifican esa vida tan desgraciada, así que vamos a profundizar más. Vemos que Saturno (en el círculo azul) está en Sagitario, que representa los estudios superiores. Ahí donde tengamos a Saturno nos sentiremos siempre inadecuados y trabajaremos sin descanso para conseguir la perfección, como parece ser que hizo Sidis coleccionando títulos y honores. Pero cuando en un momento de su vida tuvo que encarar el fracaso, ese Saturno se rebeló y le susurró al oído: “ya te lo dije”.

El Ascendente, que es lo que más determina las experiencias que atraemos, lo tiene en Cáncer y en Leo. El primero nos habla de una madre que no fue especialmente maternal y el segundo es típico de personas que se dejan devorar por la imagen que han creado de sí mismos. De hecho, es un ascendente muy común entre los actores famosos, y un caso paradigmático es el de Marilyn Monroe, que fue incapaz de salir de la imagen que ella misma se creó. En este caso, a Sidis le devoró la fama por ser la persona más inteligente del mundo, y una vez que esta cayó debido a sus fracasos, hizo lo que hace todo ascendente en Cáncer: se aisló y construyó una coraza para defenderse hecha de anonimato.

Pero, ¿y qué hay de esa supuesta superinteligencia? La mente y cómo razonamos se ve en Mercurio (en el círculo verde), que en este caso está en Aries. No es una posición fuerte en sí, pero está en conjunción con Venus, lo que se puede interpretar como que “le gusta estudiar o pensar”. Además, está en la Casa 10 que permite a ese planeta actuar. Pero lo que realmente diferencia a ese Mercurio es que está en conjunción con la estrella fija Al-Pherg, que es benéfica y le da éxito al nativo a través de la determinación y la constancia. Esta misma conjunción la tiene en su Carta Natal el pintor Van Gogh.

En mi opinión, y después de ver su carta, creo que fue una víctima de la ambición y ganas de notoriedad de sus padres, y seguramente, si le hubiesen dejado vivir su niñez, habría sido un adulto mucho más feliz.

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