El sextil Luna-Venus potencia la conexión emocional y relaciones armónicas, pero requiere aceptar conflictos como parte esencial para crecer y madurar.
El sextil es de la naturaleza de Aries – Géminis por lo que une planetas de elementos compatibles. Representan habilidades y talentos innatos que pueden desarrollarse con un pequeño esfuerzo. Se dice que son aspectos de oportunidad porque a diferencia de los trígonos, es necesario hacer un pequeño esfuerzo para que la relación entre esos dos planetas sea fluida.
La Luna es muy porosa e influenciable por lo que los aspectos que recibe alterarán mucho su función. Estos aspectos reflejarán en gran medida la facilidad o la dificultad que podemos tener para proteger y cuidar a los demás, así como para poder encontrar un refugio y una seguridad para nosotros mismo. La Luna es la que describe cómo nos adaptamos a nuestro entorno y a los que nos rodean por lo tanto es un indicador muy importante de lo fácil o difícil que nos resultará convivir con los demás.
Venus representa todo aquello que nos gusta y la manera en la que intentamos hacernos felices tanto a nosotros mismos como a los demás. Es la forma en que intentamos seducir y atraer a los otros por lo que también influye en cómo nos vestimos y nos mostramos. El signo en el que esté, representa la energía que nos gusta y a la que debemos acudir cuando nos sentimos mal. Los aspectos recibidos por Venus reflejaran la importancia que tiene para nosotros sentirnos valorados y amados y como lo demostramos. Cuando Venus aspecta a otro planeta los flexibiliza y lo hace más dócil. Siempre se debe analizar juntos a Venus y Marte.
El sextil Luna-Venus es un aspecto que da la capacidad de conectar emocionalmente con los demás y transmitir afecto de forma armónica. A diferencia del trígono, este aspecto requiere un esfuerzo consciente para desarrollar habilidades de vinculación emocional y social. Aunque facilita la creación de relaciones cálidas y protectoras, no garantiza automáticamente una naturaleza extrovertida, sino que implica un aprendizaje sobre cómo construir y mantener vínculos significativos.
Este sextil potencia la sensibilidad para sintonizar con las necesidades emocionales de los demás, promoviendo la búsqueda de relaciones basadas en afecto y comprensión. Sin embargo, su lado oscuro radica en una posible preferencia por relaciones “fáciles” que eviten conflictos. Este enfoque puede derivar en una personalidad pusilánime, incapaz de manejar tensiones o situaciones difíciles, lo que limita el desarrollo personal y la profundidad en las relaciones.
Las personas con este aspecto deben aprender que los conflictos, aunque incómodos, son esenciales para el crecimiento emocional y la madurez. Evitar confrontaciones a toda costa, cediendo sistemáticamente frente a las demandas de los demás para preservar la armonía, puede llevar a la pérdida de identidad propia. Es crucial entender que una relación saludable se basa en la negociación mutua, donde ambas partes respetan y valoran las necesidades del otro, aunque esto implique enfrentarse a diferencias y tensiones.
Con el tiempo y la experiencia, este aspecto permite descubrir la belleza de las relaciones imperfectas, donde el diálogo, la negociación y la voluntad de encontrar puntos intermedios enriquecen el vínculo. La armonía verdadera no se basa en la ausencia de conflictos, sino en la capacidad de manejarlos de manera constructiva y respetuosa.
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