El sextil Luna-Saturno armoniza emociones y realidad, facilita cambios suaves en hábitos y promueve relaciones sólidas y reconciliación familiar.
El sextil es de la naturaleza de Aries – Géminis por lo que une planetas de elementos compatibles. Representan habilidades y talentos innatos que pueden desarrollarse con un pequeño esfuerzo. Se dice que son aspectos de oportunidad porque a diferencia de los trígonos, es necesario hacer un pequeño esfuerzo para que la relación entre esos dos planetas sea fluida.
La Luna es muy porosa e influenciable por lo que los aspectos que recibe alterarán mucho su función. Estos aspectos reflejarán en gran medida la facilidad o la dificultad que podemos tener para proteger y cuidar a los demás, así como para poder encontrar un refugio y una seguridad para nosotros mismo. La Luna es la que describe cómo nos adaptamos a nuestro entorno y a los que nos rodean por lo tanto es un indicador muy importante de lo fácil o difícil que nos resultará convivir con los demás.
Saturno representa los límites y el temor por eso cuando entra en contacto con alguno de los planetas de la Carta Natal inhibe la función de ese planeta. El signo y casa en el que este nuestra una energía y área de experiencia en la que nos sentiremos inadecuados y torpes por lo que durante toda la vida habrá un esfuerzo para conseguir la excelencia. Al planeta con el que entra en contacto le proporciona una gran resistencia. Muchas veces muestra cual es la relación que existe con la autoridad de cualquier tipo.
El sextil Luna-Saturno es un aspecto que armoniza el mundo emocional interno con el entorno estructurado y formal representado por Saturno. Este aspecto brinda una oportunidad para construir relaciones sólidas y transformar hábitos y rutinas de forma gradual y sin conflictos. Proporciona estabilidad emocional, permitiendo que las relaciones de apoyo, especialmente con figuras femeninas, jueguen un papel importante.
El sextil fomenta la reconciliación entre las experiencias emocionales de la infancia y las dinámicas familiares actuales. Nos impulsa a aceptar de manera realista las limitaciones del entorno familiar, reconociendo lo que puede y no puede cambiarse. Este proceso conduce a una transformación armoniosa que integra los valores heredados en nuevas rutinas y hábitos más funcionales.
Con Saturno como símbolo de la realidad objetiva y la Luna como representante de la subjetividad emocional, este aspecto facilita la aceptación de nuestros propios límites y la incorporación al mundo material. A diferencia de otros aspectos más tensos, aquí no se presentan grandes conflictos o dilemas, sino una sensación de satisfacción y equilibrio. Este tránsito invita a construir desde la seguridad emocional, logrando un equilibrio entre las necesidades internas y las exigencias externas sin perder la conexión con nuestras raíces emocionales.
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