La oposición Mercurio-Saturno trae enfrentamientos con la autoridad y una feroz autocrítica. Pero fomenta la responsabilidad y el realismo enfocado en el presente.
La oposición es un aspecto astrológico de la naturaleza de Aries – Libra por lo que pone en contacto signos que están enfrentados. Esto genera un conflicto entre dos energías muy distintas entre si lo que obliga a la persona a vivir uno de los planetas proyectado o obscilando entre uno y otro. Siempre implica un gran tensión interna que se refleja en la vida cotidiana.
Los aspectos que reciba Mercurio describirán la forma en la que comunicamos verbalmente quienes somos y que estilo tenemos al relacionarnos. También la facilidad o dificultad que enfrentamos en nuestra educación. Es un planeta central en la formación de nuestras opiniones y si solemos infravalorar o bien a sobrevalorar el pensamiento racional. Cómo la energía siempre sigue al pensamiento, desde este punto de vista es Mercurio quien tiene la clave para hacernos progresar.
Saturno representa los límites y el temor por eso cuando entra en contacto con alguno de los planetas de la Carta Natal inhibe la función de ese planeta. El signo y casa en el que este nuestra una energía y área de experiencia en la que nos sentiremos inadecuados y torpes por lo que durante toda la vida habrá un esfuerzo para conseguir la excelencia. Al planeta con el que entra en contacto le proporciona una gran resistencia. Muchas veces muestra cual es la relación que existe con la autoridad de cualquier tipo.
La oposición entre Mercurio y Saturno puede provocar un complejo de inferioridad y una feroz autocrítica, frecuentemente originada en experiencias tempranas con figuras de autoridad, como padres o maestros. Estas experiencias pueden haber llevado a la persona a sentirse juzgada o criticada, desarrollando una mentalidad cautelosa, tradicional y reservada. A pesar de las dificultades, este aspecto también fomenta la responsabilidad y la ambición, que compensan las posibles interrupciones o falta de educación formal.
La oposición, como aspecto relacional, refleja conflictos o antagonismos externos que, en realidad, funcionan como espejos de nuestras propias luchas internas. Mercurio, con su naturaleza dual, permite a la persona vivir la polaridad entre uno mismo y el otro, haciendo consciente la división mental entre ambas perspectivas. Este enfrentamiento interno y externo puede ser frustrante, pero también ofrece la oportunidad para trascender bloqueos mentales y aprender a integrar diferentes puntos de vista.
Aquí, Saturno actúa como un freno que aporta realismo y evita la dispersión de energías. Puede obligar a la persona a centrarse en las posibilidades concretas del presente, dejando de lado proyectos idealistas o irreales. Aunque el proceso puede incluir pérdidas o renuncias, también proporciona concentración y claridad para avanzar de manera más eficaz y práctica.
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