La conjunción Marte-Plutón proporciona gran energía y determinación para superar miedos, alcanzar metas y transformar la vida con un impulso imparable.
La conjunción es un aspecto astrológico muy energético de la naturaleza de Aries – Aries, por lo que nos empuja a la acción. Se produce cuando dos planetas se encuentran lo suficientemente juntos en la eclíptica como para actuar juntos. Cuanto más cercanos estén los planetas, más fuerte será su efecto. La compatibilidad de la naturaleza de los planetas en conjunción será clave para saber si trabajan a favor o en contra del resto de la Carta Natal.
Marte representa nuestro valor para enfrentarnos a aquellas cosas que nos dan miedo. Es la energía que utilizamos para evitar el estrés y la tensiones de la vida diaria. Es la voluntad de supervivencia. Los aspectos, casa y signo indicarán que tipo de herramientas utilizaremos para defendernos, así como lo hábiles y capacitados que podemos sentirnos para utilizarlas ante una situación determinada. También es la cólera, la pasión por las cosas y el egoísmo. Marte estimulará cualquier planeta con el entre el contacto mostrando la persona gran fuerza en ese ámbito. Marte siempre tiene que ser analizado junto a Venus.
Plutón, cómo todos los planetas transpersonales, simboliza una energía impersonal y ante la que no queda más remedio que rendirse. Plutón representa el poder absoluto, la muerte y resurrección, la destrucción para comenzar desde cero. También es la lucha más descarnada por la supervivencia. La Casa que ocupe representa el área de la vida en donde no quedará más remedio que reinventarse y donde se vivirán situaciones traumáticas. En aspecto, provoca que se viva la energía del otro planeta como algo amenazante, a vida o muerte.
La conjunción Marte-Plutón se manifiesta como una poderosa motivación para actuar con demasiada intensidad en los ámbitos regidos por la casa donde se encuentran estos planetas. Plutón transforma y potencia el deseo, la ira y la asertividad marcianas, creando un proceso intenso y a menudo desestabilizador, especialmente durante la infancia y juventud.
Este aspecto lleva a descubrir partes ocultas de uno mismo. La ira y el resentimiento pueden emerger, siendo difícil gestionarlos o canalizarlos adecuadamente. También se puede experimentar tendencias posesivas, celosas y controladoras que requieren un manejo consciente para evitar espirales obsesivas.
Esta conjunción da una energía imparable hacia el logro de objetivos y una ambición desmesurada, pero también puede volver adictiva esa búsqueda de desafíos. Es crucial aprender a relajarse, dejar pasar ciertas confrontaciones y disfrutar del presente. Canalizar la energía hacia actividades constructivas también resulta esencial para evitar manifestaciones agresivas o manipuladoras.
Este aspecto también influye fuertemente en la sexualidad y las relaciones íntimas, requiriendo una expresión clara y respetuosa de los deseos. Aprovechar esta intensa energía permite enfrentar los miedos y transformarse personalmente, convirtiéndose en una figura de poder y autoridad capaz de superar cualquier obstáculo.
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