Imagen antigua de un horóscopo para un artículo de Vivir en Astrológico.

UNA (BREVE) HISTORÍA DE LA ASTROLOGÍA

Los orígenes de la astrología se remontan a épocas tan antiguas que es difícil precisar su comienzo exacto, pero se tiene constancia de que ya en la antigua Mesopotamia, alrededor del 2000 a.C., se observaba el cielo para predecir el mejor momento para las labores agrícolas. Estas primeras observaciones astronómicas eran fundamentales para estas sociedades porque dependían del clima y de los ciclos estacionales para su supervivencia.

Durante el Imperio Romano, la astrología alcanzó un estatus científico, en parte gracias a los filósofos romanos de habla griega que estructuraron un cuerpo teórico basado en antiguas tradiciones egipcias, babilónicas y persas. Sin embargo, la caída del Imperio Romano de Occidente, alrededor del 500 d.C., y el surgimiento de los reinos bárbaros en Europa occidental provocaron un declive en el desarrollo de la astrología. La falta de conocimientos matemáticos en Occidente y el clima político y religioso en el Imperio Bizantino, en el este, paralizaron su avance.

Durante el siglo VIII hubo un renacimiento de la astrología en el mundo islámico, tras la expansión musulmana desde la Península Ibérica hasta la India. Los musulmanes recuperaron gran parte del conocimiento griego y durante los siglos siguientes, este saber fue transmitido a Europa. Hacia el siglo XI, en plena Alta Edad Media, fue cuando Occidente experimentó un renovado interés por la ciencia. Se recurrió a fuentes musulmanas que habían mantenido vivo el estudio de la astrología, lo que permitió su resurgimiento hasta el Renacimiento.

El Renacimiento (siglos XV y XVI) fue un periodo clave para la astrología en Occidente. Sin embargo, la amenaza de la expansión turca y el rechazo generalizado a lo “oriental” hicieron que los estudiosos europeos prefirieran centrarse en la tradición griega, especialmente en figuras como Ptolomeo. A pesar de ello, la astrología seguía siendo una disciplina profundamente influenciada por los conocimientos árabes que se habían conservado durante la Edad Media.

En el siglo XVII, la Revolución Científica transformó radicalmente la percepción de la astrología. La publicación del sistema heliocéntrico de Copérnico supuso un golpe definitivo al modelo ptolemaico, que situaba a la Tierra en el centro del universo. La idea de que todo conocimiento natural podría ser alcanzado mediante el uso de las matemáticas y la ciencia experimental desacreditó la astrología judiciaria, es decir, la astrología predictiva que calculaba los horóscopos (del griego “hora skopein” que significa “observar la hora”)

Durante los siguientes dos siglos, la astrología perdió gran parte de su prestigio. Aunque algunos astrólogos naturistas, centrados en la observación de fenómenos naturales como el clima, intentaron reconducir la disciplina hacia una dirección científica, no lograron que fuese reconocida como una ciencia válida. Este fracaso llevó a que la astrología fuera relegada de las universidades y, con ello, de los círculos académicos más respetados.

A partir del siglo XVIII, con la Revolución Industrial y la Revolución Francesa, el papel del astrólogo cambió. Si antes estos eran figuras respetadas y asesoras de la nobleza y el clero, con el surgimiento de la clase media emergente, tuvieron que adaptarse a un nuevo público y a nuevas demandas. La formación de los astrólogos también se vio afectada por los cambios en la sociedad, que requería más técnicos y menos humanistas. Esto provocó una desconexión progresiva con la tradición astrológica clásica.

Con la publicación de Crítica de la razón pura de Kant en 1781, el debate filosófico sobre la posibilidad de conocer a Dios a través de la razón se intensificó. Este contexto llevó a una división entre materialistas, que preferían ignorar lo divino y centrarse en conseguir un confort material, y trascendentalistas, quienes defendían que se podía acceder a lo divino mediante otras facultades del hombre como la intuición que podemos apreciar por ejemplo en el arte. A medida que estas corrientes filosóficas se desarrollaban, la psicología comenzaba a tomar forma como una nueva disciplina, y algunos astrólogos empezaron a integrar sus enseñanzas.

Durante el siglo XIX hubo un acercamiento entre la astrología y la psicología. Muchos astrólogos se sintieron atraídos por las ideas emergentes de esta nueva ciencia y por las prácticas de la contracultura que empezaban a florecer como el yoga u otras tradiciones muchas veces orientales. En este contexto, la teoría de la evolución de Darwin, publicada en El origen de las especies y El origen del hombre, tuvo un gran impacto. La idea de que la diversidad de las especies era el resultado de la adaptación al medio ambiente fue abrazada por los ocultistas y herméticos, lo que llevó a algunos astrólogos a postular que la astrología debía también evolucionar.

A comienzos del siglo XX, la astrología había perdido gran parte de su rigor teórico, y se convirtió en una forma de entretenimiento. La influencia de la psicología, especialmente las ideas de Carl Jung, llevó a muchos astrólogos a reinterpretar los símbolos astrológicos como arquetipos psicológicos, otorgando a la astrología un contenido más espiritual que no había tenido en sus orígenes. Esto coincidió con la relegación de la astrología predictiva a un segundo plano, en favor de una astrología más orientada hacia el autoconocimiento y el desarrollo personal.

Sin embargo, a finales del siglo XX y en las primeras décadas del siglo XXI, la astrología tradicional ha experimentado un resurgimiento gracias a la recuperación de manuscritos antiguos, en parte facilitada por las investigaciones académicas. Este renacimiento ha permitido redescubrir las técnicas predictivas que durante siglos mantuvieron a la astrología como parte del conocimiento humano. Las universidades han comenzado a traducir textos clásicos y a revalorizar la astrología lo que esta ayudando a restaurar su reputación como una práctica seria y compleja, alejada del enfoque superficial con el que había sido tratada en épocas recientes.

Cómo resumen se ve que la historia de la astrología ha sido un proceso de constantes altibajos, desde su veneración en la antigüedad hasta su marginación en la era moderna, pasando por su resurgimiento en la actualidad. Esta disciplina, que durante siglos fue considerada una de las ciencias más respetadas, ha tenido que adaptarse, con diferente éxito, a los cambios sociales, filosóficos y científicos. Pero hoy, gracias al esfuerzo de estudiosos e investigadores, está recuperando su lugar como una herramienta valiosa para comprender la naturaleza del ser humano y su destino en el cosmos.

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