En astrología, el Sol y el Ascendente son dos elementos fundamentales que influyen en la personalidad, pero lo hacen de formas diferentes.
El Sol representa la identidad central de una persona, su esencia y cómo afronta la vida desde su interior. Por otro lado, el Ascendente determina cómo se proyecta hacia el mundo exterior, influyendo en su apariencia y manera de expresarse. Además, el Ascendente define la primera impresión que los demás tienen y señala las experiencias que se deben vivir para integrar la energía del signo.
Las personas nacidas con el Sol en Escorpio viven la vida desde el extremismo y la lucha, percibiendo al otro como un enemigo. Este enfoque les lleva a desarrollar un ego inmenso como mecanismo de defensa.
Les fascina el poder y el control, y su pensamiento puede volverse obsesivo. Si se sienten ofendidos, pueden volverse peligrosos, ya que no olvidan fácilmente y siempre buscan venganza. Sin embargo, poseen una inteligencia profunda y perspicaz, que les permite llegar a la raíz de cualquier asunto.
Uno de los rasgos más característicos de Escorpio es su humor sarcástico e hipercrítico, haciendo que con frecuencia no se sepa si están bromeando o hablando en serio. Muchos de ellos saben que si quieren tener vida social deben morderse la lengua.
En las relaciones personales, los Escorpio poseen un poder de atracción magnético, enamorando fácilmente a los demás. Son el arquetipo de la «mujer fatal». Cómo amigos son los más leales, capaces de acompañar y apoyar a los demás incluso en las circunstancias más extremas.
Por otro lado, las personas con Ascendente en Escorpio dan una primera impresión de ser intensas y profundas, emanando un magnetismo que atrae a los demás. Tienden a vestirse de manera provocativa, utilizando la belleza y la energía sexual como mecanismos de protección.
Muchos de ellos crecieron en un entorno marcado por el conflicto constante, posiblemente debido a una mala relación entre sus padres. También es posible que haya habido secretos familiares que no debían ser revelados. De estas experiencias, aprenden que donde hay apego, tarde o temprano habrá conflicto y sufrimiento.
A lo largo de su vida, estas personas desarrollan una atracción, pero también un rechazo hacia las personas con poder, y siempre que pueden, huyen de las peleas y enfrentamientos, prefiriendo desaparecer antes que continuar con la lucha. Sin embargo, los conflictos serán una constante en su vida.
Deben aprender a fluir y aceptar la renuncia interiorizando el lado oscuro de la vida, ya que pasarán innumerables experiencias de dolor y confrontación.
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