Si pensamos en por qué la astrología está tan desprestigiada hoy en día, seguramente pensarás que quiero hablar de los adivinos estrafalarios que salen en los medios o de los astrólogos de medio pelo que se lanzan a hacer predicciones sin tener la formación necesaria. Pero, en realidad, la razón de fondo tiene mucho más que ver con el Zeitgeist —el espíritu de los tiempos— que con ninguna otra cosa.
Desde el nacimiento de la New Age se ha extendido la idea de que todos podemos ser lo que queramos; que, con sólo visualizarlo, las fuerzas del universo conspirarán para que lo consigamos. Sin embargo, esa mentalidad entra en conflicto directo con la lógica astrológica tradicional.
Para la astrología antigua, la fama y el éxito dependían de la diosa Fortuna, una figura caprichosa que lo mismo te sonreía que te arrastraba a la desgracia. No se trataba tanto de lo que tú quisieras hacer, sino de lo que tu carta natal prometía. Incluso podía ocurrir que en una época de tu vida tuvieras prometida una gran fama… y más tarde la perdieras, cayendo en la infamia.
Para evaluar cuán lejos podría llegar una persona, se analizaba su rango de fama. Como tantas veces ocurre en la astrología antigua, se establecían una serie de condiciones, y cuantas más se cumplieran, mayor era el rango de fama. Según Ptolomeo (Tetrabiblos, Libro IV, Capítulo III), los factores astrológicos más relevantes eran:
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Las luminarias (Sol y Luna) en signos masculinos, es decir, en signos de Aire (Géminis, Libra, Acuario) o Fuego (Aries, Leo, Sagitario).
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Ambas luminarias situadas en casas angulares (casa 1, casa 10, casa 7 y casa 4).
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Las luminarias no deben estar afligidas.
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Acompañamiento de una doryphory (escolta planetaria) por parte de los otros cinco planetas: el Sol debe recibir aspecto de los planetas orientales, y la Luna, de los occidentales.
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Presencia de estrellas fijas relevantes, especialmente en el Medio Cielo.
Si se cumplen todas estas condiciones —algo poco habitual— el individuo alcanzaría el rango más alto. Si no se cumple ninguna, estaría en el más bajo: el rango de esclavo.
Pero para los antiguos el rango de fama no se limitaba al éxito mundano, al dinero o a salir en los medios. También tenía que ver con la calidad espiritual de la persona. Por eso, alguien con un rango de fama alto no solo sería reconocido o influyente, sino también digno de admiración.
Y precisamente por eso quería analizar el rango de fama en alguien que, en mi opinión, cumple sobradamente con ambas cosas: Josephine Baker.
Si Josephine Baker hubiese tenido que elegir peores cartas para su entrada en este mundo, sinceramente lo habría tenido difícil. Nació el 3 de junio de 1906 en San Luis, Misuri, en el seno de una familia extremadamente pobre. Su padre, un inmigrante alemán, abandonó a su madre, que trabajaba como lavandera para mantenerla. Además, era negra y de piel oscura, en una época en la que el racismo campaba a sus anchas en Estados Unidos. Y aunque alcanzó fama mundial como bailarina, cantante y actriz, estaba lejos de cumplir los estándares clásicos de belleza.
A los 10 años tuvo que prostituirse para poder comer. A los 11 presenció la masacre racial de San Luis, donde decenas de personas negras fueron asesinadas sin motivo. A los 14 abandonó a su segundo marido y se fue a Nueva York a buscar fortuna. Contra todo pronóstico, la encontró.
Pocos años después consiguió un contrato en un espectáculo de artistas negros en París, y de ahí saltó a la fama como la gran estrella del Folies Bergère. Lo hizo con un estilo propio y provocador: mostraba su cuerpo sin pudor y no solo no ocultaba su raza, sino que reivindicaba abiertamente sus raíces africanas. Ya en la década de los años 30, gracias a su tercer marido, entró en el mundo del cine, lo que multiplicó aún más su fama.
Hasta aquí, podría parecer una historia de superación más. Pero su calidad espiritual se hizo evidente con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. En lugar de regresar a EE. UU. como hicieron otros expatriados, eligió quedarse en Francia para colaborar con la Resistencia y ayudar a salvar a judíos a través de contactos en Latinoamérica. Por estos servicios, al acabar la guerra recibió las más altas condecoraciones del gobierno francés.
Regresó a Estados Unidos, donde seguía imperando la segregación racial, y participó activamente en el movimiento por los derechos civiles. El 28 de agosto de 1963 fue la única mujer que habló en la histórica marcha de Washington junto a Martin Luther King, vestida con su uniforme militar del ejército francés.
Intentó ser madre con sus dos últimos maridos, pero una infección tras un aborto espontáneo le impidió volver a quedarse embarazada. Así que decidió adoptar niños de distintas razas y nacionalidades, formando su famosa “tribu del arcoíris”, con la que quería demostrar que la convivencia entre culturas es posible.
Murió de una embolia, en su cama, a los 68 años, aún actuando en un show con gran éxito. Hoy es la única mujer afrodescendiente enterrada en el Panteón de París, junto a algunas de las figuras más ilustres de la historia de Francia.
Vamos a analizar la carta natal de Josephine y ver su rango de fama.
Es una carta muy interesante porque muestra cuatro planetas muy elevados. En general, las personas con muchos planetas en la Casa 10 suelen tener una vida profesional intensa y una gran proyección pública. Además, este patrón suele indicar éxito temprano, algo que encaja perfectamente con su biografía.
El Sol está en el segundo decanato de Géminis, asociado al signos de Escorpio, lo que añade intensidad emocional y profundidad a la ya notable inteligencia geminiana.
La Luna en Libra sugiere un gusto refinado y amor por la justicia, la belleza y el arte. El Ascendente en Virgo indica una persona perfeccionista, detallista y muy trabajadora, que medita bien sus comienzos.
Destaca también la conjunción de Venus y Neptuno en Cáncer, símbolo de su profundo deseo de ser madre. Pero además, Venus rige Libra, signo que está en la cúspide de su Casa 2, la del dinero, lo que convierte esa conjunción en un indicador claro de riqueza y éxito financiero.
Es también significativa la posición de Saturno en la Casa 7, la del matrimonio. Saturno, como siempre, marca un área donde hay dificultades o sensación de insuficiencia. Josephine se casó cuatro veces, y todos sus matrimonios terminaron en divorcio.
Por último, la posición de Urano y la Rueda de la Fortuna en la Casa 5 revela que su suerte estaba estrechamente ligada a la creatividad y la autoexpresión original (casi escandalosa). No en vano, es la casa del arte, del juego, del romance y del placer. Y este planeta transpersonal nos habla también de sus múltiples relaciones sentimentales, con personas de ambos sexos, a lo largo de su vida.
Vamos ahora a calcular el rango de fama según Ptolomeo:
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Primera condición: se cumple. Ambas luminarias están en signos masculinos.
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Segunda condición: se cumple parcialmente. El Sol está muy elevado en Casa 10, junto al gran benéfico Júpiter, lo que es excelente, aunque ambos estén sin dignidad esencial (el Sol está peregrino y Júpiter en detrimento). Aun así, están dispuestos por Mercurio, que está en domicilio y en conjunción, lo que refuerza la configuración. La Luna, sin embargo, está en una casa sucedente (Casa 2), lo que le da fuerza intermedia.
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Tercera condición: se cumple parcialmente. El Sol está afligido por una cuadratura con Saturno, lo que podría hablar de los obstáculos que enfrentó, especialmente en su país natal. La Luna no está afligida, lo cual suma puntos.
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Cuarta condición (doryphory): no se cumple de forma perfecta, pero es aceptable. La Luna contacta por trígono con cinco planetas (cuatro si quitamos a Plutón, por ser transpersonal), y el Sol está en conjunción con tres planetas más una cuadratura a Saturno. Aunque no forma una doryphory completa, podemos considerarla para la puntación final.
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Quinta condición (estrellas fijas): se cumple. El Medio Cielo está en conjunción con Alcyone, estrella principal de las Pléyades, de naturaleza Luna-Marte, que otorga orgullo, tenacidad, laboriosidad, reconocimiento y distinciones.
En resumen, de las seis condiciones que plantea Ptolomeo, Josephine cumple dos de forma perfecta y tres de forma parcial. Solo una no se cumple del todo. Así que, si tuviéramos que asignarle un valor, yo situaría su rango de fama en 4 sobre 6.
Como ves, el cálculo del rango de fama es una herramienta poderosa para entender por qué algunas personas no solo alcanzan éxito y dinero, sino que se convierten en referentes universales. Josephine Baker no fue solo una artista brillante: denunció el absurdo del racismo, arriesgó su vida combatiendo al nazismo y demostró que una familia no se define por el color de la piel, sino por el amor que la une. Cómo ya anunciaba su promesa natal, fue una mujer que transformó su destino en legado.
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