El trígono Venus-Júpiter facilita las relaciones optimistas, generosas y significativas. Crecimiento, creatividad y sabiduría caracterizan su energía positiva.
El trígono es un aspecto armónico de la naturaleza de Aries – Leo por lo que une a dos planetas del mismo elemento que colaboraran sin ningún tipo de obstáculo. Suelen simbolizar un talento innato de la persona y dan mayor resistencia y estabilidad frente a los cambios. Sin embargo, esta misma facilidad se puede volver en contra ya que no prepara para los cambios que traerán los tránsitos de planetas lentos.
Venus representa todo aquello que nos gusta y la manera en la que intentamos hacernos felices tanto a nosotros mismos como a los demás. Es la forma en que intentamos seducir y atraer a los otros por lo que también influye en cómo nos vestimos y nos mostramos. El signo en el que esté, representa la energía que nos gusta y a la que debemos acudir cuando nos sentimos mal. Los aspectos recibidos por Venus reflejaran la importancia que tiene para nosotros sentirnos valorados y amados y como lo demostramos. Cuando Venus aspecta a otro planeta los flexibiliza y lo hace más dócil. Siempre se debe analizar juntos a Venus y Marte.
Desde una perspectiva amplia, Júpiter nos muestra cual es la verdad individual para cada persona y como intenta buscar un sentido. En aspecto, Júpiter, ensancha la función del planeta con el que contacta. También exagerará y pondrá de relieve todos aquellos aspectos de la carta que pueden ser conflictivos. Su posición por casa y signo describe el ámbito de la vida en el que deseamos crecer, expandirnos y donde intentaremos hacer las cosas a lo grande, pero también donde seremos más codiciosos.
El trígono entre Venus y Júpiter facilita la expansión, el aprendizaje y las relaciones significativas. Esta configuración facilita una apertura al mundo, fomentando una visión humanista e inclusiva. Las personas con este aspecto suelen ser optimistas, generosas y abiertas al descubrimiento, tanto en el amor como en la vida social. Para ellos, las relaciones representan un viaje continuo de crecimiento, donde la rutina y las limitaciones no tienen lugar.
Estas personas tienen una inclinación a relacionarse para ampliar sus horizontes vitales, tanto en lo cognitivo como en lo espiritual o financiero. La honestidad y la ética se convierten en pilares fundamentales, que trasciende lo meramente personal para adquirir un sentido más elevado. Las relaciones amorosas y de amistad se viven desde la generosidad y el respeto, integrando una dimensión espiritual.
El trígono también fomenta una actitud relajada y humorística frente al amor, permitiendo relativizar decepciones y pérdidas. Esta manera positiva de encarar la vida impulsa una vida social rica y activa.
En lo creativo, el trígono potencia la inclinación artística, el gusto por lo exótico y la evolución constante del estilo personal. Viajes, música, teatro y acciones sociales son canales a través de los cuales estas personas comprenden mejor el mundo y alcanzan una mayor sabiduría. Este aspecto lleva a contemplar incluso las relaciones pasadas como experiencias de aprendizaje valiosas.
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